La Real Academia Española define la Gramática como el arte de hablar y escribir correctamente, y don Andrés Bello como el “arte de hablarla (no de escribirla) correctamente, esto, conforme al buen uso, que es el de la gente educada”. La experiencia y otros estudiosos se han encargado de desmentir estos conceptos.
Para Rodolfo Lenz, la Gramática es una ciencia. En el prólogo de su gramática dice que “cada lengua tiene su teoría particular”. A diferencia de las leyes físicas, que no envejecen, las leyes gramaticales están condicionadas por el paso del tiempo y por el momento histórico, es decir, son susceptibles de envejecer. Esto es lo que ha hecho posible la llamada Gramática Histórica, que explica cómo era la lengua en el pasado.
En la Gramática se distinguen dos grandes ramas: la Gramática Normativa y la Gramática Estructural. La primera, que se remonta a las gramáticas creadas por los griegos y latinos, tiene su inicio en España en 1492 con la gramática de Antonio de Nebrija y se continúa con la Gramática de la Real Academia Española. Es esta una gramática lógica, ya que busca para sus preceptos y reglas un fundamento teórico y filosófico.
La Gramática Estructural, en cambio, trata de explicar la estructura y el funcionamiento de los sistemas que constituyen las lenguas. Se basa exclusivamente en postulados lingüísticos y se desentiende de toda relación con la lógica o la sicología.
La Gramática es un sistema que permite describir y explicar oraciones y enunciados sin necesidad de contenerlos todos en un inventario.